La profesión de vendedor es una de las más demandadas y, a su vez, más denostada -de forma injusta a mi juicio-. Por ejemplo, ¿acaso convencer a tus amigos para ir de viaje o ir a ver “la peli” que a ti te gusta no es vender?
El pasado miércoles asistí a un taller/presentación de un Programa Superior en Coaching Comercial en las instalaciones de COAC Málaga impartido por Escuela Impulsa. Rafael y Pilar no nos dieron una clase magistral acerca de cómo ser mejores vendedores, sino que a través de una serie de ejercicios, nos fueron mostrando cómo todos vendemos cada día y cuáles son las habilidades y tareas que para ello llevamos a cabo. Sin duda, hacer que el posible cliente experimente el producto es un buen primer paso para hacer una venta.
En el taller, partimos de una afición individual y, a partir de ahí, poco a poco fuimos creando proyectos en grupo que luego vendimos -y compramos- a nuestros compañeros. De manera que personas de profesiones distintas y aficiones de los más variopintas, nos dedicamos a crear, organizar, comunicar, escuchar, colaborar, liderar, pensar, innovar, convencer, compartir, superar retos y barreras propias, conocer, divertirnos, aprender….Es decir, no nos pusimos la etiqueta, pero fuimos vendedores. ¿No haces esto cada día?
De esta forma, nosotros mismos definimos un conjunto de habilidades que un vendedor debe tener: Imaginación, Creatividad, Saber Escuchar, Ilusión, Negociación, Conciliación, Empatía, Satisfacción de Necesidades, Trabajo en Equipo. Otro grupo habría definido otras, pero seguro hubiéramos coincidido en muchas.
¿Qué habilidades crees tú que debe reunir un vendedor?